El cuidado se basa en la comprensión del mundo como una red de relaciones en la que nos sentimos inmersos, y de donde surge un reconocimiento de la responsabilidad hacia los otros. Para ella, el compromiso hacia los demás se entiende como una acción en forma de ayuda.
El cuidador, como cualquier otra persona, es un ser moral que debe estar continuamente en una reflexión ética, la cual le permita revaluar sus compromisos con el cuidado de la vida de la persona que atiende en cualquiera de las etapas del ciclo vital. Como primera medida, el mayor compromiso es el de defender la vida en sí misma, reconociéndole a cada persona su dignidad, su individualidad, intimidad, autonomía, capacidad de autorregularse, entre otros factores, siempre aplicando los principios y valores morales durante la elaboración del proceso de atención que debe brindar.
Los cuidadores debemos liderar la autonomía como derecho mismo del individuo de determinar sus propias acciones, de acuerdo con los planes que ha escogido, respetando sus convicciones y, por ende, sus decisiones. Todo lo anterior antes del consentimiento informado. De igual manera, prevalece el principio de beneficencia, que significa evitar el daño y promover el bienestar de la persona.
Otro aspecto que se debe resaltar es la capacidad de autorregulación de cualquier individuo, puesto que esto lo hace ser único, irrepetible y capaz de escoger su propio bienestar.
Con la reflexión quise realizar un breve análisis de la descripción del proceso de atención en los cuidados.
Cordialmente: Mgtr. Juan Carlos Fernández Díaz - Director General de la Red Latinoamericana de Cuidadores. 16/03/2024
Envejecer en el mundo rural “es un drama para muchas personas, mientras que para otras es una oportunidad”
América latina y el Caribe es la región más desigual del mundo, y en la polaridad entre lo urbano y rural es donde más se reflejan las desigualdades, las cuáles se acentúan por los patrones de inversión en infraestructura, la emigración a las ciudades, la disminución de la densidad poblacional rural y con ello, una desatención y menor visibilidad para quienes quedan en las áreas rurales.
En las zonas rurales de América Latina y el Caribe viven más de 130 millones de personas, la población total de personas de 60 años y más asciende a casi 79 millones, de ellas, alrededor de 65 millones residen en zonas urbanas y 14 millones en zonas rurales.
Según las cifras citadas, el 18% de la población mayor vive en el campo. Como la mayor parte de la población que migra desde zonas rurales hacia zonas urbanas se encuentra en edad laboral, el resultado de esta corriente migratoria es un envejecimiento prematuro del campo. El análisis de la interseccionalidad entre vejez y ruralidad, según los datos presentados, por el momento, nos lleva a la premisa que las personas mayores en la ruralidad se encuentran en situación de pobreza y pobreza extrema, que predomina la vejez masculina en el campo, y que, por las dinámicas migratorias de la población joven, se acentúa la vejez más en la ruralidad que las ciudades.
Problemáticas:
Soledad y abandono: Las dinámicas migratorias de la población joven a las ciudades, conlleva a que, en lo rural, haya un porcentaje mucho mayor de hogares unipersonales conformados por personas mayores.
En dichos casos, las personas mayores quedan solas, con largas distancias entre ellas y sus vecinos, dificultándose también el acceso a los servicios públicos. Esto erosiona las posibilidades de socialización y construcción de tejido social.
Dificultad en el acceso a Salud: En América Latina, los servicios de salud en zonas rurales son básicos, y propensas a la escasez de personal calificado.
Ingresos y exclusión de los sistemas de seguridad social: Las personas mayores se dedican en su mayoría a actividades agrícolas de subsistencia y al cuidado de sus nietos y de otros adultos o personas mayores, sin remuneración alguna. Por tanto, el margen de generar ingresos es muy bajo.
Las actividades agrícolas son de subsistencia y expuestas a sufrir las devastadoras consecuencias del cambio climático, lo que conlleva a afirmar que las personas mayores no tienen recursos para llevar una vida sostenible.
En las zonas rurales, entre el 63% y el 55.3% de la población de 65 años y más recibe una pensión no contributiva. Además, se presentan disparidades en los montos de las pensiones medias mensuales recibidas por las personas de 65 años y más, según el sexo, el área de residencia, el nivel educacional. Las más elevadas son las desigualdades entre hombres y mujeres.
Inseguridad alimentaria: Las personas mayores practican una agricultura de subsistencia, la cual realizan junto con otras labores de cuidado hacia sus nietos u otras personas mayores a su cargo. Esto, aunado a la migración de los familiares jóvenes, la capacidad física reducida por la edad, y los cambios climáticos, afectan la agricultura, siendo éste el principal medio de vida y fuente de alimentos.
En áreas de tierras pobres y superficies exiguas, las poblaciones que vive esencialmente del autoconsumo, usualmente tienen una disponibilidad limitada de alimentos, si no en cantidad, en diversidad.
La falta de ingresos monetarios y los costos de transporte y de transacción dificultan el acceso regular a alimentos "importados" que suplementen y/o complementen la dieta. Esto conlleva a que las personas mayores que habitan en el campo no tengan una alimentación adecuada y balanceada.
Oportunidades:
Los factores como el capital social, el sentido de pertenencia de las personas mayores a su territorio, el civismo y sentimiento de pertenecer a una comunidad, los lazos de colaboración y solidaridad, la cercanía entre los habitantes, el rol y respeto que tiene la comunidad hacia las personas mayores, pueden ser recursos sociales que, al ser movilizados, pueden generar cambios.
A nivel nacional, los gobiernos deben aprovechar los bonos demográficos, para redirigir el gasto social para una mayor inversión social y productiva en lo rural, priorizando población mayor.
Otra oportunidad que se puede gestionar mejor, son los movimientos migratorios, que implique una estrategia que busque la revitalización de los territorios rurales, en el sentido de generar las condiciones para el desarrollo de sus poblaciones para que la migración sea una opción, pero no la única opción para mejorar sus condiciones de vida.
Llevar la tecnología y las comunicaciones al campo, y aplicar big data, la inteligencia artificial, la robótica, y otros avances, permitirán reducir la brecha entre lo urbano y lo rural.
A nivel regional, la adhesión e implementación de la Convención Interamericana sobre la protección de los DDHH de las personas mayores, la cual es un instrumento legal regional vinculante, pero que constituye un referente global y regional, ofreciendo la máxima protección a las personas mayores, y la cual explícitamente, incluye la ruralidad como ámbito de aplicación.
A nivel global, una de las oportunidades es la Agenda 2030, que a través de algunos de sus objetivos las personas mayores pueden ser incorporadas en su implementación y seguimiento. No dejar a nadie atrás, implica traer a las personas mayores rurales por delante desde una perspectiva de derechos y de desarrollo sostenibles.
Consideraciones:
Los territorios rurales deben ser priorizados desde políticas públicas integrales, multisectoriales y heterogéneas que contemplen diferentes dinámicas y realidades.
Priorizar y visibilizar la atención de grupos vulnerables como lo son las personas mayores en las ruralidades, garantizándoles el acceso y ejercicio de derechos y servicios.
Considerar a la persona mayor en lo rural no solo como un beneficiario directo, sino como un aliado o agente de desarrollo en el territorio.
Fortalecer la capacidad local y la gobernanza territorial, coordinada y articulada con instancias nacionales, regionales e internacionales.
La participación de la sociedad civil, organizaciones de base, el sector privado y cooperación internacional es fundamental para el desarrollo rural incluyente y sostenible.
Escuchar La voz de las personas mayores rurales. Por último, es necesario asegurar que los intereses de la población mayor estén reflejados en los marcos (nacionales, regionales, municipales u otros) de políticas en materia de empleo, salud, educación, seguridad social, desarrollo rural, agricultura e infraestructura; que estén informadas sobre los debates y las políticas que podrían afectar sus condiciones de vida.
La información disponible en este sitio no debe utilizarse como sustituto de atención médica o de la asesoría de un profesional médico. Consulte con un profesional de la salud si tiene preguntas sobre su salud de la persona que cuida.
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La práctica de los cuidados de las personas en dependencia no se limita a la atención directa.Detrás de cada palabra de aliento, cada curación, es decir, de cada acción en el cuidado, existe un trabajo meticuloso y estratégico que involucra el proceso administrativo. El proceso administrativo tiene cuatro etapas:planificación, organización, dirección y control. La práctica del cuidado requiere más que buenas intenciones. Es preciso tener habilidades de gestión, además de otras habilidades, para brindar seguridad al paciente.
1- Planificación:
La planificación de los cuidados inicia con definir los objetivos de las acciones del cuidado de acuerdo a las condiciones de la persona dependiente que se esta cuidando. Estos objetivos deben ser específicos, medibles, alcanzables, realistas y temporales, establece prioridades y planifica las tareas , considerando la disponibilidad de recursos y las necesidades de cada individuo.
2- Organización:
El cuidador debe organizar el trabajo a realizar con la persona dependiente a su cargo, se asegura que el abastecimiento de insumos sea suficiente y actividades para garantizar la atención integral de la paciente dependiente.
3- Dirección:
Como cuidador líder, no solo se enfoca en la eficiencia y la organización, sino también en crear un ambiente de trabajo positivo y colaborativo.Para el cuidador, la clave para lidiar con la resistencia al cambio y los conflictos reside en la comunicación efectiva, la empatía y el liderazgo inspirador.
Su capacidad para escuchar con atención, comprender las emociones y ofrecer soluciones creativas genera un ambiente de confianza y colaboración.la persona dependiente y la familia se sienten escuchados y valorados, lo que motivó su participación activa en el trabajo de cuidar.
El enfoque proactivo y su capacidad para gestionar las emociones y los desacuerdos de forma efectiva del cuidador, contribuyen a crear un trabajo cohesionado, donde la comunicación fluye convirtiéndose en una de las bases del éxito.
Rosana demuestra con su estilo de liderazgo, cómo la gestión eficaz de la resistencia al cambio y los conflictos puede fortalecer al equipo y mejorar la calidad de la atención al paciente.
4- Control:
El cuidador debe evaluar constantemente la calidad de la atención brindada,monitorizando la evolución de la persona dependiente que cuida y comparando los resultados con los objetivos establecidos.Analiza los indicadores de gestión, identifica áreas de mejora e implementa estrategias para optimizar el servicio.
Elproceso administrativo en el cuidado es una herramienta fundamental para la gestión eficaz de los servicios prestados. El cuidador a través de su conocimiento y experiencia, demuestra diariamente cómo sus competencias para brindar cuidados de calidad, seguros y centrados en la persona.
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ROMPIENDO BARRERAS: PROMOVIENDO UNA SEXUALIDAD SALUDABLE EN LA VEJEZ
La sexualidad en las personas mayores un tema que a menudo es pasado por alto, pero que es de vital importancia en el ámbito del cuidado y en nuestra sociedad en general.
Como cuidadores de personas mayores es nuestra responsabilidad brindarles salud y del bienestar, es fundamental reconocer que el deseo sexual y la intimidad siguen siendo aspectos significativos de la vida, independientemente de la edad.
Para los cuidadores, es crucial entender y abordar la sexualidad en la vejez de manera integral, esto implica no solo considerar los aspectos físicos, como los cambios hormonales o la salud sexual, sino también los aspectos emocionales, psicológicos y sociales que influyen en la vida sexual de las personas mayores.
Promover la comprensión y la aceptación de la sexualidad en las personas mayores es fundamental para garantizar que tengan acceso a la información, el apoyo y los recursos necesarios para mantener una vida sexual saludable y satisfactoria. Debemos desafiar los estereotipos y prejuicios que rodean a la sexualidad en la vejez, y en su lugar, fomentar un entorno inclusivo y respetuoso donde las personas mayores puedan expresar su sexualidad de manera abierta y sin juicio.
Como cuidadores y como sociedad, tenemos la responsabilidad de promover la salud sexual en todas las etapas de la vida, incluida la vejez. Al hacerlo, no solo mejoramos la calidad de vida de las personas mayores, sino que también contribuimos a construir una sociedad más comprensiva, inclusiva y enriquecedora para todos.
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