martes, 28 de marzo de 2023

SALUD MENTAL DE LAS PERSONAS MAYORES



Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es un estado de completo bienestar, no solamente la ausencia de enfermedades. Concretamente, la salud mental es un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades y puede afrontar las tensiones normales de la vida. 

La salud mental implica tener un estado de ánimo que tiende a ser estable, con cierto grado de control sobre uno mismo y sobre las propias emociones y acciones, respondiendo con un comportamiento proporcionado a las diversas situaciones que se puedan presentar, de acuerdo a la edad en la que se encuentra la persona. 

La persona con salud mental se adapta a diferentes situaciones y asume responsabilidades, tiene un proyecto de vida basado en metas realistas y disfruta de las experiencias que vive.

En contraste, la enfermedad mental se presenta como la disfunción psicológica en la que la persona no puede adaptarse realista y proporcionadamente a las demandas del ambiente, con una sensación de no control de su mundo interno ni externo, acompañada por lo general de malestar emocional permanente.

¿Pero qué determina la salud o la enfermedad mental? Ambas surgen de una combinación de distintos factores:

- Factores biológicos: tendencias heredadas genéticamente y características propias del funcionamiento fisiológico y neuroquímico.

- Factores ambientales: referidos a las vivencias e interacción con el medio ambiente en el cual se desarrolla y desenvuelve la persona (familia, comunidad, sociedad).

- Factores de personalidad: referidos a las características psicológicas propias de la persona, que engloba tipos de pensamientos, reacciones, comportamiento, y la manera de vivir las experiencias.

- Factores del desarrollo: A medida que uno avanza en edad nuestro funcionamiento va cambiando. Hay períodos en el desarrollo en los que la persona es más propensa a desarrollar determinadas patologías. Por ejemplo, los adultos mayores son más propensos a desarrollar cuadros de diferentes tipos de demencias.

Para cuidar y promover nuestra salud mental es importante la búsqueda de equilibrio en las distintas áreas de la vida.

Las personas mayores tiene mayor riesgo a tener problemas mentales, esta población se ha convertido en uno de los grupos más propensos a crear cuadros depresivos, por lo cual la Red Latinoamericana de Cuidadores, presenta una serie de consejos para el cuidado de la salud metal de las personas mayores. 

Cuidador pon en marcha estos consejos básicos.

  • Mantén una conexión por teléfono, videollamadas, correo electrónico o redes sociales. 
  • Propicia el ejercicio físico adecuado a sus características y edad, estudios, terapias, tomar el sol desde ventanas o balcones. 
  • Comparte a través de juegos, historias, televisión, ocio o la cocina. 
  • Mantén las rutinas de aseo, sueño y alimentación. 
  • Ofrece mecanismos para la orientación, tales como calendarios y relojes. 
  • Mantén las ventanas abiertas cuando es posible. 
  • Participa en espacios espirituales según sus creencias. 
  • Realiza ejercicios de agudeza mental como leer, sudokus, dominó, ajedrez, sopa de letras, etc. En este punto se recomienda también leer junto con el adulto mayor un libro. 
  • Promueve el diálogo y su participación en las actividades y decisiones en el hogar. 
  • Evita el sedentarismo por tiempos prolongados. 
  • Solicita ayuda y apoyo de los profesionales de la salud y/o la familia

    Estás orientaciones, se suman otras recomendaciones complementarias al adulto mayora la persona mayor y su cuidador, que permiten cuidar su salud mental:   
  • Seguir siendo productivos y, en lo posible, seguir haciendo las tareas que se desarrollaban antes de la emergencia sanitaria. 
  • Redescubrir libros o empezar a escribir las memorias. 
  • Recordar historias, perdonar y consolar. 
  • Hacer uso de las herramientas virtuales. 
  • Adelantar las tareas de jardinería y otros arreglos del hogar. 
  • Estar en casa no es estar aburrido, es un reencuentro familiar. 

Cuidador Latinoamericano y del Caribe  la Red Latinoamericana de Cuidadores RLC, encuentras apoyo para hacer del cuidado una labor responsable y satisfactoria. Cuenta siempre con nosotros

fuentes: OMS, Ministerio de Salud de Colombia, Alcaldía de Bogotá



Mgtr. Juan Carlos Fernández Díaz - Director General -juancfernández@rlcuidadores.net                   https://www.rlcuidadores.net

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El Seminario Permanente de la RLC desarrollará tema 𝗗𝗲𝘁𝗲𝗿𝗶𝗼𝗿𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗽𝗲𝗻𝘀𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼, 𝗺𝗲𝗺𝗼𝗿𝗶𝗮 𝘆 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗼𝗿𝘁𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼, esta dirigido a todos los cuidadores, familiares de personas mayores y profesionales del sector sanitario que quieran aprender y/o reforzar en el tema. Se entrega el certificado de asistencia. Mayores informes:

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lunes, 20 de marzo de 2023

CREAR AMBIENTES SEGUROS PARA PERSONAS CON DEMENCIA

 



La demencia es una enfermedad que afecta la memoria, el pensamiento y la conducta. Las personas que padecen demencia pueden tener dificultades para realizar tareas cotidianas, como vestirse, comer, hablar y caminar. Si estás cuidando o tienes un familiar con demencia y te preocupa cómo adaptar el entorno, desde la Red Latinoamericana de Cuidadores, te compartimos algunas sugerencias para mejorar su bienestar tanto a nivel físico como emocional.

A nivel físico, es importante adaptar el lugar donde reside para garantizar un entorno seguro y accesible para las personas con demencia. Algunas recomendaciones son:

Simplificar el entorno: Es importante reducir la cantidad de objetos, muebles y decoraciones en la habitación. De esta forma, se evita la sobrecarga sensorial que puede ser abrumadora para las personas con demencia.

Adaptar la iluminación: La luz natural es la mejor opción, pero cuando no es posible, se pueden usar luces suaves y cálidas. También es importante asegurarse de que la iluminación en la habitación sea uniforme, evitando áreas de sombra o deslumbramiento.

Mejorar la accesibilidad: Es importante que la persona con demencia tenga fácil acceso a las cosas que necesita. Se pueden colocar los objetos de uso diario, los artículos de aseo personal y los objetos de la vida cotidiana, en lugares accesibles. Se pueden usar etiquetas y colores para facilitar la identificación de los objetos.

Evitar los peligros potenciales: Las personas con demencia pueden tener dificultades para caminar y pueden ser propensas a caídas. Es importante asegurarse de que el entorno esté libre de obstáculos y peligros potenciales, como alfombras sueltas, cables sueltos y objetos que sobresalen.

Fomentar el ejercicio o actividad física: Caminar, fomentar que colabore en las actividades cotidiana, seguir pautas de ejercicios activos y pasivos puede ayudar a fortalecer el cuerpo y el equilibrio de la persona con demencia.

A nivel emocional, es importante fomentar la interacción social y el bienestar emocional de las personas con demencia. Algunas sugerencias son:

Fomentar la interacción social: Las personas con demencia pueden sentirse aisladas y solas. Es importante fomentar la interacción social y la comunicación. Se pueden planear actividades grupales que involucren a las personas con demencia, como juegos de mesa, clases de arte y manualidades, y actividades físicas suaves.

Estimulación cognitiva: La estimulación cognitiva puede ayudar a mantener la función cerebral de las personas con demencia. Se pueden planear actividades que involucren la memoria, la atención y el pensamiento, como juegos de palabras, acertijos y rompecabezas.

Ofrecer un ambiente reconfortante: Las personas con demencia pueden sentirse inquietas o ansiosas en situaciones nuevas o desconocidas. Se pueden colocar objetos familiares o fotos en la habitación para ayudar a las personas con demencia a sentirse más cómodas y seguras.

Adaptar la residencia de personas mayores a las necesidades de las personas con demencia es importante para mejorar su calidad de vida y bienestar. Además de las sugerencias mencionadas, es importante trabajar con un equipo interdisciplinario, que incluya médicos, enfermeras, terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas, para brindar la mejor atención.

Los cuidadores de una persona mayor con demencia, a menudo preguntan cómo encontrar capacitación y actualización de información para cuidar adecuadamente, te recomendamos tener en cuenta lo siguiente.

La formación y actualización debe incluir básicamente:  

  • Un conocimiento fundamentado de como cuidar la persona mayor con  demencia.
  • Manejar los cambios de la comunicación y el comportamiento.
  • Consejos para el cuidado personal y la higiene.
  • Consejos de seguridad en la vivienda.
  • Estrategias para la prevención de caídas.
  • Administrar medicamentos.
  • Gestionar asuntos financieros y legales.
  • Procedimientos de emergencia.

Ya se trate del cuidador informal o familiar es necesario seguir las indicaciones profesionales geriátricos. Los nuevos cuidadores quizás quieren entender en qué se están metiendo, y los cuidadores más experimentados pueden haberse dado cuenta que implica mucho más de lo que inicialmente esperaban.

Independientemente del tiempo, procurar educación y capacitación adicional es un paso inteligente que usted puede tomar como cuidador de una persona mayor con demencia. Cada demencia tiene características únicas  e un familiar. Con el Alzheimer y las demencias relacionadas que tienen características únicas, y capacitación específica, que puede incluir cómo ayudar a alguien con sus actividades diarias, por ejemplo, alimentarse, bañarse, vestirse, etc., le ayudará en su preparación para enfrentar los muchos desafíos de estas enfermedades y lo más importante poder cuidar responsable y adecuadamente.

fuentes: Karinter News, Kathleen Allen, LCSW, C-ASWCM Especialista en Personas Mayores/Manager Geriátrica Senior Care Management Services, LLC, Alzheimer Disease Research. 

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viernes, 17 de marzo de 2023

PROBLEMAS DEL USO DE FARMACOS EN PERSONAS MAYORES

 


Los problemas relacionados con fármacos son frecuentes en las personas mayores, e incluyen la ineficacia del fármaco, los efectos adversos de los medicamentos, sobredosis, subdosificación, y las interacciones entre medicamentos.

Las medicamentos pueden ser ineficaces en las personas mayores porque los médicos indican dosis insuficientes (p. ej., debido a una mayor preocupación por los efectos adversos) o porque el cumplimiento es escaso (p. ej., debido a limitaciones financieras o cognitivas).

Los efectos adversos a los fármacos son reacciones no deseadas, molestas o peligrosas. Algunos ejemplos frecuentes son sedación excesiva, confusión, alucinaciones, caídas y sangrado. En las personas mayores se identifican efectos adversos con una frecuencia.

Cualquier paciente puede presentar efectos adversos de los fármacos, pero algunas características de las personas mayores los hacen más susceptibles. Por ejemplo, las personas mayores suelen tomar más fármacos y presentar cambios en la farmacodinámica y la farmacocinética relacionados con la edad que aumentan el riesgo de efectos adversos.

A cualquier edad, los fármacos pueden provocar efectos adversos a pesar de haber sido prescritos por un médico y tomados en forma apropiada; por ejemplo, la aparición de reacciones alérgicas no puede predecirse ni prevenirse. No obstante, se cree que los efectos adversos pueden prevenirse en al menos el 25% de los adultos mayores. Ciertas clases de drogas presentan efectos adversos con mayor frecuencia: antipsicóticos, warfarina, agentes antiplaquetarios, medicamentos hipoglucemiantes, insulina, antidepresivos y sedantes-hipnóticos.

En las personas mayores, varias causas habituales de efectos adversos o de ineficacia pueden prevenirse. Algunas de estas causas implican una comunicación inadecuada con los pacientes, la familia, el cuidador o entre los médicos. Muchos problemas relacionados con fármacos podrían prevenirse si se prestara mayor atención a las interacciones entre medicamentos.

Cuando el efecto adverso de un fármaco se malinterpreta como un signo o un síntoma de una enfermedad nueva o se indica un medicamento para tratarlo, se culmina en una cascada de prescripciones. El nuevo fármaco innecesario puede causar nuevos efectos adversos, que pueden luego malinterpretarse como otra enfermedad y conducir a la indicación de una terapia innecesaria, y así sucesivamente.

Muchos fármacos producen efectos adversos semejantes a síntomas de enfermedades frecuentes en los ancianos o a cambios secundarios al envejecimiento. A continuación se mencionan algunos ejemplos:

  • Los antipsicóticos pueden causar síntomas semejantes a los de la enfermedad de Parkinson. En los adultos mayores, estos síntomas pueden diagnosticarse como enfermedad de Parkinson y tratarse con agonistas dopaminérgicos, lo que en realidad puede provocar efectos adversos generados por los fármacos antiparkinsonianos (p. ej., hipotensión ortostática, agitación psicomotriz, alucinaciones, náuseas).

  • Los inhibidores de la colinesterasa (p. ej., donepecilo, galantamina) pueden prescribirse en pacientes con demencia. Estos fármacos pueden causar diarrea, polaquiuria o incontinencia urinaria de urgencia. Luego, para tratar estos nuevos síntomas se prescribe al paciente un fármaco anticolinérgico (p. ej., oxibutinina). De esta manera, se agrega un fármaco innecesario, con incremento del riesgo de efectos adversos e interacciones entre fármacos. Una estrategia más adecuada consiste en reducir la dosis del inhibidor de la colinestarsa o considerar un tratamiento diferente para la demencia (p. ej., memantina), que tiene un mecanismo de acción distinto.

  • Opiáceos: a menudo, los médicos se muestran reticentes a usar opiáceos en las personas mayores con cáncer u otros tipos de dolor crónico, lo que en general se debe al miedo de provocar efectos adversos (p. ej., sedación, estreñimiento, delirio) y de generar dependencia. Las dosis de los opiáceos prescritos suelen ser inadecuadas. La prescripción insuficiente puede determinar que algunas personas mayores experimenten dolor y molestias innecesarias; las personas mayores tienen más probabilidades de informar un manejo inadecuado del dolor que los adultos más jóvenes.

  • Beta-bloqueantes: en los pacientes con antecedentes de infarto de miocardio, incluso en aquellos mayores con riesgo elevado de complicaciones (p. ej., con afecciones pulmonares o diabetes), estos fármacos reducen las tasas de mortalidad y la hospitalización.

  • Antihipertensivos: se han diseñado guías para el tratamiento de la hipertensión arterial en los ancianos, y el tratamiento es beneficioso (con reducción del riesgo de accidente cerebrovascular y eventos cardiovasculares mayores). No obstante, en los estudios se observa que a menudo la hipertensión arterial no es controlada en estos pacientes.

  • Fármacos para la enfermedad de Alzheimer: los inhibidores de la acetilcolinesterasa y los antagonistas de NMDA (N-metil-d-aspartato) han demostrado ser beneficiosos en los pacientes con enfermedad de Alzheimer. La magnitud del beneficio es modesto y variable, pero los pacientes y los miembros de la familia deben tener la oportunidad de tomar una decisión informada acerca de su uso.

  • Anticoagulantes: los anticoagulantes reducen el riesgo de accidente cerebrovascular en pacientes con fibrilación auricular. Aunque existe un mayor riesgo de hemorragia con anticoagulación en general, algunos adultos mayores que podrían beneficiarse con la anticoagulación no la están recibiendo.

  • Inmunizaciones: las personas mayores tienen un mayor riesgo de morbilidad y mortalidad por influenza, infección neumocócica, y herpes zóster. Las tasas de vacunación entre los adultos mayores no son óptimas.



Dado que las personas mayores suelen consumir numerosos fármacos, son más vulnerables a desarrollar interacciones entre ellos. Asimismo, los pacientes ancianos también consumen con frecuencia medicinas naturales, y/u otros suplementos alimenticios, que pueden no informar al médico. Los medicamentos naturales pueden interactuar con los fármacos que se venden bajo receta y provocar efectos adversos. Por ejemplo, el extracto de ginkgo biloba tomado junto con warfarina puede aumentar el riesgo de sangrado y la hierba de San Juan (hipérico) en pacientes que reciben inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) puede incrementar el riesgo de desarrollar síndrome serotoninérgico. En consecuencia, los médicos deben preguntarles a los pacientes específicamente sobre el consumo de suplementos dietéticos, incluyendo medicamentos naturales y suplementos vitamínicos.

La dosis de un fármaco apropiado puede ser insuficiente, o sea que puede no alcanzar su eficacia máxima. La dosis insuficiente puede aumentar la tasa de morbimortalidad y comprometer la calidad de vida. Los médicos deben usar fármacos adecuados y, cuando corresponda, regímenes con múltiples fármacos.

Los medicamentos que suelen usarse menos de lo necesario en las personas mayores, son los usados para el tratamiento de la depresión, la enfermedad de Alzheimer, el dolor, la insuficiencia cardíaca, después de un infarto de miocardio (beta-bloqueantes), la fibrilación auricular, la hipertensión arterial, el glaucoma, y la incontinencia. Además, las vacunas no siempre se dan como se recomienda.

En las personas mayores con enfermedad crónica, los trastornos agudos o no relacionados pueden tratarse en forma insuficiente (p. ej., la hipercolesterolemia puede no tratarse en los pacientes con enfisema). Algunos médicos pueden evitar estos tratamientos por temor a un aumento del riesgo de efectos adversos o del tiempo necesario para beneficiarse del tratamiento. El médico puede creer que el tratamiento del problema primario es el único que el paciente puede o desea manejar o que no es capaz de conseguir otros fármacos. Los pacientes deben ser participantes activos en las decisiones sobre el tratamiento farmacológico para que los médicos puedan entender sus prioridades y preocupaciones.

Para reducir el riesgo de efectos adversos de los fármacos en las personas mayores, el médico debe seguir las siguientes pautas antes de iniciar un nuevo fármaco

  • Explicar los objetivos del tratamiento al paciente
  • Documentar la indicación de cada fármaco nuevo (para evitar el uso innecesario de medicamentos)
  • Considerar los cambios en la farmacocinética o la farmacodinámica relacionados con la edad y su efecto sobre los requerimientos de dosis
  • Seleccionar la alternativa más segura posible (p. ej., para la artritis no inflamatoria, paracetamol en lugar de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos)
  • Controlar posibles interacciones entre distintos fármacos, y entre fármacos y enfermedades
  • Comenzar con una dosis baja
  • Usar la mínima cantidad de fármacos necesarios
  • Identificar enfermedades coexistentes y su probabilidad de contribuir a efectos adversos de los fármacos
  • Explicar la utilidad y los efectos adversos de cada fármaco
  • Proporcionarles a los pacientes, familiares y al cuidador instrucciones claras para tomar los fármacos (incluyendo los nombres genéricos y comerciales de los medicamentos, deletreo de cada fármaco, indicaciones de cada medicamento y explicación de las fórmulas que contienen más de un fármaco) y explicar durante cuánto tiempo será necesario tomarlos
  • Prever confusiones entre fármacos con nombres similares y destacar los nombres que puedan generar confusión (p. ej., Glucophage® y Glucovance®

Una vez iniciado un fármaco, deben seguirse los siguientes pasos:

  • Asumir que un nuevo síntoma puede estar relacionado con un fármaco hasta comprobar lo contrario (para evitar una cascada de prescripciones).
  • Monitorizar a los pacientes en busca de signos de efectos adversos, medir las concentraciones de los fármacos y solicitar las pruebas de laboratorio consideradas necesarias.
  • Documentar la respuesta al tratamiento y aumentar las dosis según sea necesario para lograr el efecto deseado.
  • Reevaluar regularmente la necesidad de continuar con los medicamentos y suspender los que ya no son necesarios.
  • En las personas mayores, los médicos que prescriben medicamentos siempre deben considerar la posibilidad de que un nuevo síntoma o signo sea secundario a un medicamento.

Nota importante: Cuidador es importante saber y aplicar que nunca debemos ni diagnosticar ni medicar a la persona mayor que cuidamos, al ver un cambio en la persona que cuidamos debemos siempre informar al medico y/o al familiar responsable, para que el o ellos tomen la decisión de como debemos proceder.   

La Red Latinoamericana de Cuidadores, te recomienda estar capacitado y listo para aplicar los primeros auxilios en el caso que se necesiten.

Referencia: Manual MSD versión profesionales


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sábado, 11 de marzo de 2023

TECNOLOGIA EN EL CUIDADO DE LAS PERSONAS MAYORES


 

Actualmente en un mundo globalizado, donde al internet llega más fácilmente a todos los lugares,  la masificación de los dispositivos móviles y los computadores, es imposible dejar a un lado el uso de la tecnología en todas las áreas de la vida moderna, El cuidado de personas mayores no es ajeno a esta realidad digital.


La tecnología utilizada adecuadamente por los cuidadores, hacen que el cuidado sea más cercano, social y personalizado, permitiendo mejorar la calidad de vida de la persona mayor con dependencia.


Uno de los retos más importantes para la correcta utilización de las tecnologías en el cuidado, es que los cuidadores conozcan y se preparen adecuadamente para utilizarlas. Más aún teniendo en cuenta que la nueva generación de personas mayores nacidas a finales de los años 50 y en la década de los 60s del siglo pasado,  la mayoría  tienen mayor formación académica que las anteriores y están ya inmersos en el mundo digital.


El uso de la tecnología en el en el cuidado de las personas mayores, tiene muchas ventajas como por ejemplo en la seguridad, puesto que permite a familiares, cuidadores y las personas mayores poder vivir de forma más tranquila, aun teniendo algún tipo de dependencia, como son los sensores de movimiento, los programas localizadores, las alertas de peligros, las alarmas que recuerdan que es momento de tomar medicamentos o terapias, botones de emergencia desde los dispositivos para llamar a una entidad de emergencia, a un familiar, se puede contar con un sistemas inteligente de detección de voz, sistemas de inteligencia artificial que permites saber que necesita la persona en determinado momento, entre otros.


Como cuidadores sabemos que la soledad en la que vive muchas personas mayores es un problema que general depresión, ansiedad, ...   En este campo la tecnología también nos aporta, pues ayuda a mantenerse en constante conexión con el entorno. Con los smartphones la persona mayor puede estar conectada con la realidad, ya sea para realizar videoconferencias con familiares y amigos o estar al día de las últimas noticias. 


Internet se constituye una fuente de información para encontrar todo tipo de actividades pensadas en la persona mayor y los cuidadores.  


Con el uso de la tecnología, las personas mayores pueden disponer de un mejor acceso a la información y ejercitar su mente de manera activa. Existen aplicaciones móviles y páginas web en las que el adulto mayor puede, sirviéndose de la ayuda de cuidadores o familiares, practicar ejercicios de estimulación cognitiva adaptados a sus necesidades.

Lo sorprendente de la tecnología es que nunca deja de sorprendernos. Es una ciencia que se encuentra en constante innovación y evolución, buscando nuevas formas de poder facilitar y mejorar nuestra vida en, prácticamente, todos los ámbitos.

A continuación, algunos ejemplos de cómo se enfoca la tecnología al cuidado del adulto mayor para mejorar su calidad de vida: 

Las nuevas tecnologías aplicadas a la vivienda Encontramos la domótica. La domótica es ese conjunto de técnicas de “automatizar” una vivienda, integrando sistemas de seguridad, bienestar o gestión energética, entre otras. 

La domótica permite que las personas de la tercera edad sean capaces de vivir solas,  ofreciéndoles una mayor independencia y seguridad al suplir determinadas funciones de supervisión y atención. 

El uso de la domótica en este ámbito se concentra en realizar tareas de seguridad como avisar a la persona mayor, y a sus familiares, cuando surja cualquier incidencia grave – caídas, incendios, fugas de agua o gas, entre otros-. 

Pulseras inteligentes Las wearables son un tipo de pulseras inteligentes las cuales pueden disponer de múltiples aplicaciones. En el ámbito del cuidado de las personas mayores, estos dispositivos han sido diseñados como una nueva forma de comunicarse inmediatamente con el servicio de urgencias, así como con sus los familiares, en casos de emergencia. 

En síntesis, hablamos de un dispositivo que porta las 24 horas la persona en cuestión. Hay algunas que cuentan con un botón que, si es presionado durante más de 3 segundos, emite un aviso a urgencias y a los familiares que hayan sido designados. También existen otro tipo de pulseras que detectan las caídas y golpes que sufre su portador. Cuando detecta alguna anomalía, procede a dar aviso a emergencias y a los familiares. 

Entre estos dispositivos, destaca el VitalBand. Se trata de un reloj inteligente que, además de avisar de manera inmediata a emergencias y a las personas designadas y, disponer de un detector de caídas, también controla el ritmo cardíaco y respiratorio.

Estimulación sensorial y cognitiva La tecnología, además de ayudar en mejorar la asistencia de las personas mayores, también se focaliza en mejorar su salud. Estos tratamientos que van de la mano de las nuevas tecnologías, se dirigen tanto para aquellas personas que disponen de un buen estado de salud, evitando su deterioro, como para aquellas que padecen de algún tipo demencia o enfermedad incapacitante y degenerativa.

Para ellos, existen numerosos programas informáticos diseñados para potenciar las capacidades cognitivas de los usuarios, adaptándose a las necesidades particulares de cada persona. Además, se han creado apps y videojuegos donde, a través del ocio, se consigue fomentar el uso de determinadas zonas del cerebro, evitando su atrofia y debilitamiento.

Existen otras técnicas dirigidas particularmente a aquellas personas que presentan un deterioro cognitivo, implementadas a través de diferentes dispositivos como tablets o móviles, que se focalizan en estimular sensorialmente al usuario mediante ejercicios visuales y auditivos. 

Estos son sólo algunos ejemplos que desde la Red Latinoamericana de Cuidadores RLC https://www.rlcuidadores.net presentamos de cómo ayuda la tecnología al cuidado del adulto mayor. Puede mejorar la vida de las personas que cuidamos, y de sus familiares, otorgándoles mayor independencia en un escenario seguro y saludable. 

Reiteramos la necesidad de que los cuidadores conozcan y se capaciten para utilizar adecuadamente estas herramientas tecnológicas en su labor diaria en beneficio de las personas que cuidamos.


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