Muchas personas son incapaces de decir que NO las peticiones de los demás sin sentirse culpables. Aunque no deseen hacerlo o se sientan exhaustas, se atrasen en su labor, se afecte su salud física o emocional; aun así, son incapaces de reusarse a ayudar a otras personas cuando se lo piden. Esta culpa que se genera al decir que No, no es provocada por su buena voluntad o su deseo de ayudar a otros; más bien es provocada por el temor a sentirse rechazado o el temor a que otros piensen que no son tan buenos. Esta forma de sentir es mantenida por pensamientos como: “Y si digo que no y me rechazan”, “el sentirme rechazado es lo peor que me puede pasar” o “si digo que no, van a pensar que soy una mala persona”. Esta manera de pensar, sentir y comportarse provoca que las personas se sobrecarguen y disminuya su nivel de bienestar.
Consejos para aprender a decir que NO sin sentirte culpable
1. Crea conciencia. Si quieres cambios permanentes tienes que comenzar de adentro hacia afuera. Reflexiona sobre lo que te impide a decir que no. ¿Es el deseo de ayudar a otras personas o el temor al rechazo? Aprende que decir que “ no”, no significa que eres egoísta o una mala persona.
2. Aprende a cuidarte. Cuando una persona es incapaz de decir que no, vive su vida tratando de complacer a los demás y se olvida de sus propias necesidades. El bienestar emocional está en el centro. Es decir, somos capaces de ayudar a otras personas sin olvidar nuestras necesidades.
3. Solo di NO. Al principio será un poco incómodo. Te sentirás raro, ansioso y puede ser tentado a repetir tu habito de decir que sí. Si te mantienes en tu decisión, con el tiempo te sentirás más cómodo. También, las personas que te rodea deben de acostumbrarse a que en ocasiones los vas a ayudar, pero en otras ocasiones dirás que no.
4. En ocasiones no es un “No” rotundo. Hay veces que podemos querer ayudar a esa persona, pero en esos momentos estamos atendiendo una situación que tiene prioridad. En ese caso podemos decir: “Te quiero ayudar, pero en estos momentos no puedo. Que tal sin nos reunimos de aquí a dos semanas”. Esta forma de pensar y actuar te da una libertad de ayudar a otras personas cuando realmente lo deseas y con la intensidad que lo deseas.
4. Se constante. Si te mantienes en esa decisión, crearas nuevos hábitos saludables que tendrán un impacto en tu manera de pensar, sentir y tu nivel de bienestar.
Para concluir podemos decir, que no se trata de decir siempre No; sino más bien de decir Si por las razones correctas. Crea un balance, conócete, aprende a cuidarte y se constante… y ¡Solo di NO!…
Roberto Irizarry, PsyD |
Doctor en Psicología Clínica y Coach Profesional |
Aprender a decir No, a poner límites es clave para los cuidadores pensando en el bienestar de la personas que cuidamos y sobre todo en nosotros mismos
ResponderEliminarComo cuidadores debemos de actuar a conciencia y con Ressponsabilidad, por lo tanto hay ocaciones en que debemos decir NO; para bien de nuestros pacientes y el mio propio.
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