Ese es un punto muy importante y crítico en la región. La economía plateada (o silver economy) busca aprovechar el potencial de consumo y servicios asociados a las personas mayores de 60 años. Sin embargo, hay varios riesgos cuando se las ve solo como “una billetera” y no como sujetos de derechos:
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Mercantilización de la vejez: Se corre el riesgo de tratar a las personas mayores únicamente como consumidores, dejando de lado su dignidad, autonomía y necesidades humanas más allá del mercado.
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Exclusión de quienes no tienen poder adquisitivo: Si la economía plateada solo se enfoca en quienes pueden pagar, se margina a millones de adultos mayores en situación de pobreza o vulnerabilidad.
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Pérdida del enfoque en el cuidado: La atención puede centrarse en vender productos/servicios (seguros, turismo, tecnología) en lugar de reforzar políticas públicas, cuidados integrales y acompañamiento social.
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Estigmatización y edadismo: Se puede reforzar la idea de que las personas mayores “valen” solo si consumen o si son un nicho de mercado rentable, invisibilizando sus aportes sociales, culturales y familiares.
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Desigualdad creciente: Podría aumentar la brecha entre adultos mayores con recursos (que acceden a servicios premium) y los que dependen de sistemas de salud y cuidado públicos ya limitados.
Quiero compartirles un caso donde se evidencia la aplicación de la economia plateada de una manera errada
Residencias privadas para mayores en España y Chile (2000–2020)
Durante las dos últimas décadas, en varios países, la expansión de cadenas privadas de residencias de adultos mayores fue presentada como parte del “desarrollo de la economía plateada”. Sin embargo, en la práctica se observaron graves distorsiones:
1. Mercantilización de la vejez
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Fondos de inversión internacionales compraron residencias y las gestionaron con criterios de rentabilidad financiera, no de cuidado.
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El adulto mayor pasó a ser visto como “cliente” o “nicho de mercado”, en lugar de sujeto de derechos.
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Se redujo el personal, se recortaron actividades y se priorizó la ocupación de camas sobre la calidad del acompañamiento.
2. Exclusión por capacidad de pago
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Las plazas públicas o subsidiadas eran muy limitadas, lo que obligó a muchas familias a recurrir a residencias privadas.
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En países como Chile, las tarifas mensuales superaban con creces la pensión promedio de un jubilado.
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Resultado: solo un segmento con poder adquisitivo podía acceder, dejando a los demás sin alternativas o en residencias informales de baja calidad.
3. Pérdida del enfoque en el cuidado
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El cuidado integral (emocional, social, comunitario) se desdibujó, centrándose en lo estrictamente sanitario o logístico.
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Actividades de integración, talleres y programas de prevención fueron eliminados porque “no generaban retorno económico”.
4. Estigmatización y edadismo
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La publicidad de muchas residencias reforzaba la idea de que el adulto mayor es una “carga” o alguien que debe apartarse de la vida familiar y social.
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El discurso era: “traiga a su mayor aquí para que no moleste en casa”.
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Se consolidó un imaginario de inutilidad asociado a la vejez.
5. Desigualdad creciente
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El sector se segmentó: residencias de lujo para quienes podían pagar y residencias precarias para quienes no tenían recursos.
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Esto amplió la brecha social dentro del propio envejecimiento, creando una “vejez VIP” y una “vejez invisible”.
Impactos visibles
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En España, el caso se hizo evidente durante la pandemia de COVID-19: la falta de personal y protocolos en residencias privatizadas provocó una altísima mortalidad.
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En Chile, el alto costo de las residencias privadas ha generado que muchas familias tengan que asumir deudas impagables o mantener cuidados informales sin apoyo.
Este ejemplo muestra cómo, sin regulación fuerte y sin garantizar un paquete público básico de cuidado, la economía plateada se transforma en un motor de exclusión, desigualdad y edadismo.
Quiero compartirles otro ejemplo:
Mercado de suplementos, productos “anti-aging” y servicios milagro en México y Brasil (2010–actualidad)
Con el auge del discurso de la “longevidad activa” y la “economía plateada”, proliferó en América Latina un mercado multimillonario de suplementos, productos cosméticos y tratamientos supuestamente “anti-envejecimiento”.
1. Mercantilización de la vejez
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Empresas de cosmética y farmacéuticas lanzaron líneas enteras de productos dirigidos a “combatir la edad”.
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El envejecimiento se presentó como un “problema a corregir” y no como un proceso natural de la vida.
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Se comercializan vitaminas, colágenos y terapias hormonales sin evidencia suficiente, apelando al miedo a envejecer.
2. Exclusión por poder adquisitivo
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Muchos tratamientos y suplementos cuestan cientos de dólares al mes, inaccesibles para la mayoría de personas mayores que dependen de pensiones bajas.
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Solo quienes tienen alto poder adquisitivo acceden a “clínicas anti-aging” privadas, generando una doble vejez: la “elitizada” con acceso a cuidados estéticos y la “popular” sin opciones reales de apoyo integral.
3. Pérdida del enfoque en el cuidado
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En vez de invertir en políticas públicas de cuidado (apoyo domiciliario, rehabilitación, acompañamiento social), se concentraron recursos en vender productos que prometen “rejuvenecer”.
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Esto desvió la atención de necesidades reales: movilidad, prevención de caídas, apoyo al cuidador, atención comunitaria.
4. Estigmatización y edadismo
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La publicidad en redes sociales y TV refuerza la idea de que “envejecer está mal”, que la arruga es un fracaso y que la vitalidad solo se mide por juventud.
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Esto genera ansiedad en muchas personas mayores, especialmente en mujeres, que sienten presión para “no parecer viejas”.
5. Desigualdad creciente
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Los grupos con recursos se someten a tratamientos sofisticados, mientras que la mayoría solo recibe mensajes que desvalorizan su vejez sin ofrecer soluciones accesibles.
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El modelo refuerza la idea de que el bienestar depende del consumo, no de derechos universales.
Impactos visibles
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En México, la PROFECO (agencia de protección al consumidor) ha sancionado varios suplementos por publicidad engañosa dirigida a adultos mayores.
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En Brasil, la proliferación de clínicas privadas de “longevidad” ha generado alertas de la Sociedad Brasileña de Geriatría, que denuncia que se están mercantilizando miedos en lugar de mejorar el cuidado real.
Este ejemplo muestra cómo la economía plateada, sin regulación y sin enfoque de derechos, puede transformarse en industria del miedo a envejecer, generando edadismo, exclusión y desigualdad.
Lo saludable sería que la economía plateada no se quede en la visión comercial, sino que se complemente con un enfoque de justicia social, derechos humanos y políticas de envejecimiento digno, garantizando que las personas mayores sean reconocidas no solo por lo que consumen, sino por lo que son y aportan.
Clave para que la economía plateada (productos, servicios e infraestructuras dirigidas a personas mayores) realmente mejore la vida de las personas mayores en América Latina y no se convierta en más mercantilización, exclusión y agravamiento de desigualdades. Te dejo un marco práctico y accionable (políticas, mecanismos y medidas por actor) para diseñarla de forma inclusiva, con foco en el cuidado, la dignidad y la justicia social.
Principios guía
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Derechos y dignidad primero: tratar a las personas mayores como sujetos de derechos, no como consumidores pasivos.
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Acceso universal: priorizar servicios públicos y subsidios para evitar exclusión por capacidad de pago.
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Enfoque de cuidado: centrar inversiones en servicios que sostengan vida digna (salud, atención domiciliaria, apoyo informal).
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Participación real: personas mayores y cuidadores deben co-diseñar productos, servicios y políticas.
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Redistribución, no sólo mercado: combinar mercado, sector público y tercer sector con reglas claras para prevenir ganancias por encima del bienestar.
Medidas para gobiernos y políticas públicas
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Marco regulatorio y estándares: exigir estándares mínimos (calidad, formación del personal, transparencia de precios) para proveedores de servicios para mayores.
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Cobertura pública ampliada: garantizar servicios básicos (atención primaria, cuidados domiciliarios, apoyo a la dependencia) financiados o subvencionados por el Estado.
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Subsidios y tarifas escalonadas: ayudas dirigidas a hogares de bajos ingresos para servicios esenciales (pañales, atención domiciliaria, transporte).
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Control y transparencia de precios: regulación sobre precios de servicios básicos y cláusulas de protección al consumidor (evitar paquetes engañosos).
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Reconocimiento y pago del trabajo de cuidado: salarios dignos, seguridad social y formación para trabajadores y cuidadores familiares (transferencias o permisos remunerados).
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Políticas fiscales progresivas: uso de impuestos (por ejemplo, a beneficios extraordinarios en el sector) para financiar servicios públicos de cuidado.
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Planes territoriales: adaptar infraestructura y servicios a contextos rurales e indígenas (no centralizar todo en grandes ciudades).
Medidas para el sector privado (con guard rails)
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Incentivos condicionados: subvenciones o incentivos fiscales sólo si empresas cumplen estándares de calidad, accesibilidad y precios justos.
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Modelos de negocio inclusivos: promover cooperativas, empresas sociales y modelos de suscripción social que rebajen barreras de acceso.
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Transparencia y evaluación independiente: impacto social medible, publicaciones claras de tarifas y resultados.
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Alianzas público-sociales: asociaciones con municipalidades y ONGs para llegar a población vulnerable.
Rol de la sociedad civil y comunidades
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Cooperativas y redes comunitarias: servicios gestionados por la comunidad (teleasistencia comunitaria, bancos de tiempo, redes de voluntariado).
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Formación y empoderamiento: cursos para personas mayores y cuidadores sobre derechos, uso de tecnología y autocuidado.
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Vigilancia social: observatorios y auditorías ciudadanas que vigilen calidad y precios.
Financiación responsable
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Fondos públicos + filantropía + inversión de impacto con condiciones: definir indicadores que protejan el acceso y eviten “rentabilizar” la dependencia.
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Microseguro y subsidios cruzados: esquemas que permitan cobertura para quienes no pueden pagar, sin excluir a los de bajos ingresos.
Diseño centrado en las personas y accesibilidad
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Co-diseño: prototipado con personas mayores (lenguaje, funcionalidades, precios).
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Tecnología asequible: soluciones low-tech o híbridas (teléfono + apps sencillas) antes que sistemas caros.
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Accesibilidad universal: física (rampas, señalética) y digital (interfaces sencillas, soporte humano).
Educación pública contra el edadismo
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Campañas nacionales para cambiar narrativas: en medios, salud y educación.
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Formación obligatoria sobre envejecimiento en profesiones sanitarias y sociales.
Indicadores y monitoreo (qué medir para evitar desigualdad)
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% de personas mayores con acceso efectivo a servicios básicos de cuidado.
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Gasto de bolsillo en servicios para mayores (proporción de hogares que quedan en pobreza por gastos de cuidado).
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Ratio cuidadores/formación y salario promedio del cuidador.
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Participación de personas mayores en procesos de diseño y toma de decisiones.
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Brechas urbanas/rurales y por nivel socioeconómico.
Salvaguardas para evitar mercantilización y daños
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Licencias condicionadas: operar solo si se cumplen criterios de equidad.
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Límites a prácticas predatorias: prohibir cláusulas de exclusividad o contratos de largo plazo sin revisión.
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Provisión pública de “servicios esenciales”: ciertas cosas (evaluación geriátrica, cuidados básicos domiciliarios) deben seguir siendo responsabilidad del Estado.
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Protección de datos y consentimiento: reglas estrictas al usar datos de salud y personales.
Acciones prioritarias de arranque (pilotos prácticos)
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Pilotos municipales de “centros integrados de cuidado” públicos con guarderías, terapia física y atención domiciliaria, evaluados en 12 meses.
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Programas de formación y certificación rápida para cuidadores con salario mínimo garantizado en la fase piloto.
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Plataforma regional (gratuita) de recursos y teleconsulta para zonas rurales.
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Fondo de innovación social que financie empresas cooperativas y prohíba la exclusión por capacidad de pago.
Perspectiva de género y desigualdad
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Integrar perspectiva de género: la mayoría de cuidadores son mujeres; reconocer y compensar ese trabajo.
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Políticas que reduzcan la carga económica sobre hogares monoparentales y personas con bajos ingresos.
La economía plateada debe diseñarse como un ecosistema mixto: fuerte provisión pública y regulación, empresas sociales y modelos comunitarios, participación real de personas mayores y cuidadores, y medidas fiscales/operacionales que garanticen acceso universal y eviten que la vejez se transforme en mercancía para quienes pueden pagarla.
Desde la Red Latinoamericana de Cuidadores creemos en un modelo ideal, práctico y accionable de economía plateada específicamente pensado para el ecosistema del cuidado en América Latina. Proponemos que debe hacerse por bloques (principios, actores, financiación, servicios, gobernanza, medición e implementación) y con medidas concretas que eviten mercantilización, exclusión y edadismo.
1) Principios guía (no-negociables): Derechos y dignidad primero, Acceso universal y progresivo, Enfoque de cuidado, Cohesión social y redistribución.
2) Actores y roles (ecosistema)
3) Paquete de servicios mínimos garantizados (públicos)
4) Modelos de provisión y negocio inclusivos
5) Regulación y salvaguardas
6) Fuerza laboral del cuidado (eje central)
7) Financiación sostenible y equitativa
8) Tecnología con propósito (low-tech primero)
9) Gobernanza y participación
10) Indicadores de éxito (qué medir)
11) Riesgos y salvaguardias (para evitar mercantilización y desigualdad)
12) Ruta de implementación (fases prácticas)
13) Ejemplo concreto de política pública empaquetada
La empresa privada en América Latina debe participar en la economía plateada de forma responsable y sostenible siempre que lo haga con enfoque de inclusión, dignidad y cuidado, no solo de consumo. Te lo resumo en pasos prácticos:
Formas en que la empresa privada puede participar en la economía plateada en América Latina
1. Desarrollar productos y servicios adaptados a la vejez
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Moda adaptada (ropa cómoda, accesible y sin estigmas).
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Viviendas y espacios con accesibilidad universal.
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Tecnología amigable (apps con interfaces simples, teléfonos fáciles de usar).
Ejemplo: empresas de retail que creen líneas de ropa adaptada con precios accesibles.
2. Ofrecer turismo y ocio inclusivo
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Paquetes de viajes para adultos mayores con acompañamiento, seguros médicos y accesibilidad.
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Centros culturales y actividades que promuevan el envejecimiento activo.
Ejemplo: agencias turísticas que diseñen viajes intergeneracionales.
3. Apostar por la SilverTech (tecnología plateada)
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Telemedicina adaptada a personas mayores.
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Dispositivos de monitoreo de salud fáciles de usar.
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Plataformas de formación digital para reducir brecha tecnológica.
Ejemplo: fintech que creen soluciones para que los mayores gestionen pensiones sin depender de terceros.
4. Incluir la empleabilidad senior
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Ofrecer empleos flexibles a personas mayores de 50-60 años que aún quieren y pueden trabajar.
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Programas de mentoría intergeneracional dentro de las empresas.
Ejemplo: empresas que contratan adultos mayores en puestos de asesoría o acompañamiento.
5. Impulsar el consumo consciente y accesible
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Evitar “lujos para pocos” y apostar por productos asequibles, de buena calidad y masivos.
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Modelos de negocio con precios diferenciados o subsidios cruzados para no excluir a quienes tienen bajo poder adquisitivo.
6. Diseñar con enfoque de cuidado y dignidad
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No tratar la vejez como un “mercado cautivo”, sino como un grupo diverso con derechos.
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Publicidad que evite edadismo (mostrar adultos mayores reales, activos, felices).
7. Crear alianzas con sector público y sociedad civil
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Convenios con gobiernos para turismo social, viviendas inclusivas o medicamentos accesibles.
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Trabajo conjunto con ONGs y redes de cuidadores.
La empresa privada puede entrar a la economía plateada en América Latina si combina rentabilidad con impacto social, ofreciendo productos y servicios que no mercantilicen la vejez ni excluyan a quienes tienen menos recursos.
Sistema Nacional Integrado de Cuidados de Uruguay (2015–actualidad)
Uruguay implementó un modelo pionero en América Latina que integra la economía plateada en clave de derechos, cuidado y equidad.
1. Evita la mercantilización de la vejez
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El cuidado se reconoce como derecho social, no como un servicio de mercado.
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El Estado garantiza un paquete mínimo de servicios de apoyo (cuidado domiciliario, centros de día, acompañamiento a personas con dependencia).
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Lo privado existe, pero está regulado y complementa lo público, no lo sustituye.
2. Evita la exclusión por poder adquisitivo
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Servicios subsidiados y gratuitos para personas en situación de dependencia moderada o severa.
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Transferencias y subsidios específicos para familias con bajos ingresos que necesitan apoyo de cuidadores.
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Cobertura nacional con prioridad en hogares vulnerables.
3. Mantiene el enfoque en el cuidado real
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Programas de asistencia domiciliaria, centros de día y formación en estimulación cognitiva.
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Enfoque integral: no solo salud, también autonomía, socialización y bienestar emocional.
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Formación y certificación de cuidadores, con estándares de calidad definidos por el Estado.
4. Combate la estigmatización y el edadismo
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El discurso público no presenta a la vejez como carga, sino como etapa vital con derechos.
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Programas de sensibilización sobre el valor social de las personas mayores.
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Espacios comunitarios que fomentan la intergeneracionalidad (niños, jóvenes y mayores compartiendo actividades).
5. Reduce la desigualdad
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Empleo formal y capacitación para mujeres que antes cuidaban de forma no remunerada → genera inclusión laboral.
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Redistribución de recursos vía impuestos progresivos para sostener el sistema.
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Mejora del acceso equitativo a servicios de calidad en zonas rurales y urbanas.
Impactos visibles
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Más de 80.000 personas han recibido apoyos del sistema desde su creación.
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Profesionalización del trabajo de cuidado: miles de cuidadores formados con certificación oficial.
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Aumento de la participación laboral femenina, gracias a que las familias tienen apoyo en el cuidado.
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Reconocimiento internacional: la OIT y la CEPAL han destacado el modelo como referente para América Latina.
Por qué es un caso de éxito: El modelo uruguayo demuestra que la economía plateada puede impulsar empleo, innovación y servicios sin caer en la mercantilización, el elitismo ni el edadismo, porque está basada en un enfoque de derechos universales, redistribución y cuidado integral.
Otro caso de éxito lo encontré en Costa Rica
Red de Atención Integral a la Persona Adulta Mayor en Costa Rica (CCSS – Caja Costarricense de Seguro Social, 2000–actualidad)
Costa Rica ha logrado integrar la atención a las personas mayores en su sistema universal de salud y seguridad social, evitando muchos de los riesgos de mercantilización que se ven en otros países.
1. Evita la mercantilización de la vejez
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La atención y el cuidado de la persona mayor están dentro del sistema público de salud (CCSS), que es universal.
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Los servicios no dependen de la capacidad de pago individual: los costos se cubren con el modelo solidario de seguridad social.
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Lo privado existe, pero no reemplaza lo esencial garantizado por lo público.
2. Evita la exclusión por poder adquisitivo
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El sistema cubre tanto a población urbana como rural, con clínicas, Ebáis (equipos básicos de atención integral) y hospitales públicos.
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Programas especiales de atención a la dependencia para hogares vulnerables, financiados con fondos de seguridad social.
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La pensión básica no contributiva garantiza ingreso mínimo a adultos mayores sin pensión, reduciendo exclusión.
3. Mantiene el enfoque en el cuidado real
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Enfoque integral: salud física, mental, rehabilitación y redes de apoyo social.
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Programas de promoción de la autonomía y la vida activa en comunidades, no solo tratamiento hospitalario.
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Integración de centros diurnos comunitarios para socialización, estimulación cognitiva y actividades intergeneracionales.
4. Combate estigmatización y edadismo
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Campañas nacionales que promueven una visión positiva y activa de la vejez.
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Políticas de inclusión intergeneracional en escuelas, comunidades y centros culturales.
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Adultos mayores participan en comités locales de salud y bienestar, con voz en la planificación.
5. Reduce desigualdad
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Sistema universal que redistribuye recursos a través de impuestos y cotizaciones.
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Programas de atención prioritaria en zonas rurales y para adultos mayores en pobreza extrema.
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Formación de cuidadores y profesionales de geriatría dentro del sistema público, creando empleo digno y estable.
Impactos visibles
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Costa Rica tiene una de las mayores esperanzas de vida de América Latina (80+ años) y menor desigualdad en salud entre ricos y pobres.
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Más de 40.000 personas mayores participan en redes comunitarias de centros diurnos.
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Reconocimiento internacional: la OPS y la CEPAL han señalado el modelo costarricense como un referente en integración de la economía plateada al sistema universal de cuidados.
Por qué es un caso de éxito: La economía plateada en Costa Rica se gestiona desde la universalidad y solidaridad de la seguridad social, evitando que el cuidado se convierta en un lujo o negocio exclusivo. A la vez, fomenta empleo en salud, cuidados y programas comunitarios, sin caer en edadismo ni exclusión.
Conecta Mayores – Chile (emprendimiento social, 2019–actualidad)
Es una empresa social que nació en Santiago de Chile y hoy tiene presencia en varias ciudades, con un modelo de negocio inclusivo orientado a la vida activa, la comunicación y el cuidado integral de personas mayores.
1. Evita la mercantilización de la vejez
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No vende “productos milagro” ni servicios de lujo, sino que ofrece acompañamiento digital, talleres virtuales y presenciales, y formación en autocuidado.
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El enfoque no es “combatir la vejez”, sino dar herramientas para vivirla con dignidad y conexión social.
2. Evita la exclusión por poder adquisitivo
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Tiene modelos de pago diferenciados: algunos servicios son gratuitos (gracias a convenios con municipios o fundaciones), y otros tienen tarifas accesibles.
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Ofrece becas y programas comunitarios que aseguran que personas con bajos ingresos también participen.
3. Mantiene el enfoque en el cuidado real
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Se centra en combatir la soledad no deseada y promover la autonomía.
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Ofrece:
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Cursos de alfabetización digital para mayores.
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Talleres de memoria, salud emocional y actividad física ligera.
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Programas de acompañamiento telefónico y en línea.
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4. Combate estigmatización y edadismo
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La narrativa no es “pobrecitos los mayores”, sino “los mayores son protagonistas de la vida digital y social”.
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Las campañas muestran adultos mayores activos, con voz propia y participación en la comunidad.
5. Reduce desigualdad
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Trabaja con municipios y fundaciones para llevar servicios gratuitos a barrios populares.
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Capacita también a cuidadores familiares, ampliando el impacto en hogares donde el presupuesto es limitado.
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Genera empleo digno para jóvenes facilitadores y profesionales que acompañan a los mayores.
Impactos visibles
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Más de 25.000 personas mayores en Chile han participado en actividades de Conecta Mayores.
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Se han reducido indicadores de soledad y aislamiento social en comunidades donde operan.
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Ha ganado premios de innovación social en la región por su enfoque inclusivo y sostenible.
Por qué es un caso de éxito privado: Aunque es una empresa, no opera bajo lógica extractiva. Combina modelos de negocio con subsidios cruzados y alianzas público-comunitarias, evitando la exclusión y el edadismo. Genera empleo, innova en servicios de cuidado, y al mismo tiempo amplía acceso a población vulnerable.
Silverts – Canadá (moda adaptada para adultos mayores, desde 1930, expansión global en los 2000s)
Aunque es canadiense, Silverts se ha convertido en referente mundial de ropa para personas mayores y con movilidad reducida, y su modelo empieza a replicarse en América Latina a través de distribuidores y plataformas de e-commerce.
1. Evita la mercantilización de la vejez
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No presenta a las personas mayores como “dependientes” únicamente, sino como consumidores con derecho a estilo, dignidad y autonomía.
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Su ropa no es hospitalaria ni estigmatizante: mantiene un diseño moderno, cómodo y atractivo.
2. Evita exclusión por poder adquisitivo
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Ofrecen líneas de ropa adaptada a distintos rangos de precios.
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Manejan programas de descuento para cuidadores y familias.
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Han empezado a vender a través de plataformas online accesibles en América Latina, evitando intermediarios costosos.
3. Mantiene el enfoque en el cuidado real
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Diseños pensados para facilitar la labor de los cuidadores (ejemplo: cierres magnéticos, pantalones con abertura lateral para facilitar vestir a personas en silla de ruedas, ropa sin necesidad de levantar brazos).
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Esto reduce estrés físico en el cuidador y mejora la experiencia de la persona mayor.
4. Combate estigmatización y edadismo
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Sus campañas muestran adultos mayores reales, activos y diversos, no solo modelos jóvenes “teñidos de gris”.
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Enfatizan la independencia y la belleza de la vejez, evitando clichés de “ropa para enfermos”.
5. Reduce desigualdad
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Genera empleo en manufactura inclusiva (colaboran con talleres que emplean mujeres en situación de vulnerabilidad).
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Incentiva que la ropa adaptada sea reconocida como una necesidad de inclusión social, no como un lujo.
Impactos visibles
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Líder mundial en ropa adaptada para mayores.
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Presencia en América Latina vía distribuidores online, permitiendo acceso a personas en México, Colombia, Chile y Argentina.
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Reconocida en el AgeTech Collaborative de AARP (2021) por innovación en inclusión.
Por qué es un caso de éxito privado: Silverts demostró que la economía plateada en el sector de ropa puede ser inclusiva, rentable y digna, evitando caer en estigmas o exclusión de quienes no tienen alto poder adquisitivo.
Viajes El Corte Inglés Senior Club (España, con expansión a LATAM)
Aunque nace en España, este programa ha sido replicado en América Latina (México, Colombia y Argentina) y es un referente de cómo el turismo puede adaptarse a la población mayor de forma inclusiva y digna.
1. Evita la mercantilización de la vejez
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No se limita a “paquetes para enfermos o dependientes”, sino que ofrece experiencias culturales, de ocio y aprendizaje.
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Se vende como turismo activo, cultural y de bienestar, no como “viajes de viejitos”.
2. Evita exclusión por poder adquisitivo
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Manejan precios accesibles, con convenios estatales y subsidios en algunos países (ejemplo: colaboración con programas de turismo social tipo Imserso en España y réplicas en LATAM).
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Facilitan financiamiento flexible para que personas jubiladas con pensiones modestas puedan viajar.
3. Mantiene el enfoque en el cuidado real
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Incluyen acompañantes especializados y seguros médicos en sus paquetes.
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Diseñan actividades considerando ritmos, accesibilidad y movilidad de los adultos mayores.
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Hoteles y transportes están adaptados (rampas, ascensores, asistencia con equipaje).
4. Combate estigmatización y edadismo
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Sus campañas muestran a personas mayores viajando, aprendiendo, bailando y disfrutando, no como “carga”.
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Promueven el envejecimiento activo y la idea de que viajar es parte del derecho a la calidad de vida.
5. Reduce desigualdad
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Favorece la integración social: muchos viajes son grupales, lo que evita el aislamiento.
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Se diseñan también opciones intergeneracionales (abuelos + nietos), fortaleciendo vínculos familiares.
Impactos visibles
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Miles de adultos mayores latinoamericanos participan cada año en paquetes turísticos adaptados.
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Reconocida como una de las iniciativas más sólidas en turismo senior inclusivo en Iberoamérica.
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Ha inspirado a agencias locales en México, Colombia y Chile a lanzar programas similares.
Por qué es un caso de éxito privado: Porque muestra que el turismo puede ser rentable, atractivo y accesible sin caer en la exclusión económica ni en la estigmatización de la vejez, convirtiéndose en motor de integración social.
Creo en un modelo ideal de economía plateada en América Latina que combine provisión pública fuerte y regulada, modelos comunitarios y cooperativos, privado responsable bajo reglas claras, y participación de mayores y cuidadores — todo orientado a garantizar dignidad, acceso universal y sostenibilidad social.
La economía plateada no debe ser vista como una billetera para sacarles dinero a las personas mayores. Debe ser una oportunidad para reconocer su valor, respetar su dignidad y ofrecerles servicios y productos que realmente mejoren su calidad de vida.
Un abrazo cuidador
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