La demencia no es una enfermedad específica, sino un término general que describe un deterioro de la capacidad mental lo suficientemente grave como para interferir en la vida diaria.
1. ¿Qué son las demencias y las alteraciones cognitivas? (breve)
Las demencias son síndromes caracterizados por la pérdida progresiva de funciones cognitivas (memoria, lenguaje, atención, juicio, capacidad para planificar) que interfieren con la vida diaria. La demencia de Alzheimer es la más común, pero también existen demencia vascular, por cuerpos de Lewy, frontotemporal, entre otras. Las alteraciones cognitivas incluyen desde un deterioro leve (Deterioro Cognitivo Leve) hasta demencias avanzadas.
2. Cómo afectan las demencias y alteraciones cognitivas a las personas mayores
A. Cognición y función mental
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Pérdida de memoria reciente: olvidos repetidos de eventos recientes, dificultad para retener instrucciones nuevas.
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Deterioro del lenguaje: dificultad para encontrar palabras, perder el hilo de la conversación.
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Juicio y razonamiento afectados: toma de decisiones inseguras (por ejemplo, manejo del dinero).
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Atención y concentración disminuidas: no completar tareas simples.
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Desorientación: en tiempo, espacio o personas (no reconocer lugares familiares).
B. Actividades de la vida diaria (AVD)
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Pérdida de autonomía progresiva: dificultad para bañarse, vestirse, alimentarse, usar el baño, moverse con seguridad.
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Riesgo de malnutrición y deshidratación por olvidos o problemas de deglución.
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Aumento de caídas por mala coordinación, desorientación y medicamentos.
C. Comportamiento y estado emocional
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Agitación, irritabilidad y agresividad (especialmente cuando no comprenden lo que sucede).
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Apatía y retraimiento, pérdida de interés en actividades.
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Alucinaciones o delirios en algunos tipos (ej. cuerpos de Lewy).
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Swan downing (empeoramiento en la tarde/noche): confusión y agitación nocturna.
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Cambios de humor: ansiedad y depresión frecuentes.
D. Comunicación y socialización
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Dificultad para mantener conversaciones y relaciones sociales.
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Aislamiento progresivo, lo que aumenta la depresión y el deterioro.
E. Consecuencias médicas y sociales
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Mayor riesgo de infecciones, úlceras por presión (si hay inmovilidad), descompensación de enfermedades crónicas, institucionalización prematura y gran carga para la familia.
3. Rol del cuidador: responsabilidades y estrategias prácticas
El cuidador tiene un papel central: es quien observa, adapta el entorno, protege, enseña, acompaña y gestiona. A continuación lo desgloso en tareas y estrategias concretas.
A. Observación y registro
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Vigilar cambios cognitivos, conductuales y físicos (registro diario de sueño, apetito, episodios de agitación, caídas, medicamentos).
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Comunicar al equipo de salud cualquier cambio brusco: somnolencia, fiebre, nuevo temblor, empeoramiento repentino (posible ACV o infección).
B. Comunicación efectiva
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Hablar despacio, con frases cortas y sencillas.
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Mantener contacto visual y usar el nombre de la persona.
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Evitar corregir o confrontar; usar validación emocional en lugar de la realidad objetiva cuando sea necesario (“entiendo que estás preocupado”) y redirigir con calma.
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Usar preguntas cerradas (sí/no) y ofrecer opciones limitadas (“¿Quieres té o agua?”).
C. Rutinas y ambiente
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Crear rutinas diarias estables (hora de levantarse, comidas, actividades): la repetición reduce la ansiedad y la desorientación.
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Entorno seguro y predecible: buena iluminación, eliminación de obstáculos, señalización simple, barandales, alfombras antideslizantes.
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Minimizar ruidos y estímulos confusos que puedan causar agitación.
D. Manejo de conductas difíciles
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Agitación/ira: bajar la voz, ofrecer espacio, identificar desencadenantes (dolor, hambre, cansancio), distraer con música o actividad conocida.
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Vagabundeo/ deambulación: mantener supervisión; usar puertas seguras; proporcionar caminar supervisado como alternativa; registrar horarios.
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Alucinaciones/ delirios: no discutir; validar emociones; preguntar si siente miedo; asegurar la seguridad; comunicar al médico si aparecen de forma nueva.
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Sundowning: reducir estímulos nocturnos, actividad física diurna, evitar siestas largas, luz tenue por la tarde, rutina relajante antes de dormir.
E. Ayuda en actividades básicas (con respeto)
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Higiene y vestir: explicar paso a paso, dar tiempo, ofrecer ayuda solo en lo necesario, fomentar autonomía parcial.
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Alimentación: comidas pequeñas y frecuentes, textura adecuada, postura erguida, supervisar deglución.
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Movilidad: usar ayudas (bastón, andador), acompañar en transferencias, prevenir caídas (buen calzado, baños seguros).
F. Estimulación cognitiva y emocional
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Actividades simples y significativas: fotos familiares, música de su época, lectura en voz alta, juegos de memoria adaptados, tareas manuales sencillas.
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Reminiscencia: hablar de recuerdos pasados (suele ser más accesible que eventos recientes).
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Promover interacción social segura y personalizada.
G. Gestión de la medicación y la salud
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Control estricto de medicación (horarios, efectos adversos).
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Coordinar citas médicas, fisioterapia, odontología y vacunación.
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Vigilar efectos secundarios que puedan empeorar la cognición (sedantes, anticolinérgicos).
H. Protección legal, decisiones y planificación
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Ayudar en trámites y documentos legales: poderes, voluntades anticipadas, tutela si fuera necesario.
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Mantener comunicación con la familia sobre decisiones de cuidado.
I. Autocuidado del cuidador y redes de apoyo
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Buscar grupos de apoyo y capacitación en demencias.
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Respiro: planificar descansos y pedir ayuda para evitar burnout.
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Atención a la propia salud física y emocional (descanso, alimentación, terapia si es necesario).
4. Señales que requieren valoración médica urgente
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Empeoramiento brusco de la orientación o la conciencia.
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Fiebre, dolor intenso, dificultad respiratoria.
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Caídas con dolor o incapacidad de moverse.
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Aparición súbita de debilidad de un lado (posible accidente cerebrovascular).
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Cambios agudos en comportamiento o alucinaciones no previas.
5. Ejemplos prácticos / frases que ayudan
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Al despertarse: “Buenos días, soy [tu nombre]. Hoy iremos a lavarnos, ¿te parece si empezamos con la cara?”
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Si se resiste al baño: “Te entiendo, vamos despacio. Primero te ayudo a lavar las manos.”
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Cuando está desorientado: evitar corregir “No estás en peligro” → validar: “Veo que estás preocupado, yo estoy aquí contigo.”
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Para recordar medicación: usar pastilleros con etiquetas y alarmas.
6. Recomendaciones finales para cuidadores
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Aprende sobre la enfermedad específica (Alzheimer, vascular, Lewy) porque cada una tiene particularidades.
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Documenta todo (horarios, síntomas, incidentes).
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Prioriza la seguridad sin eliminar la dignidad ni la autonomía.
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Busca formación (talleres, módulos de la Red) y participa en grupos de apoyo.
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Cuida tu salud: pedir ayuda no es un lujo, es una necesidad para sostener el cuidado.
En la Red Latinoamericana de Cuidadores tienes una comunidad lista para escucharte, asesorarte y caminar contigo.
Un abrazo cuidador








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