A medida que las personas envejecen, su organismo experimenta transformaciones progresivas en prácticamente todos los sistemas corporales. Estos cambios fisiológicos modifican la forma en que el cuerpo absorbe, distribuye, metaboliza y elimina los medicamentos, lo que aumenta el riesgo de efectos adversos o de que los medicamentos no funcionen correctamente. Comprender estos procesos es fundamental para garantizar un uso seguro y eficaz de los fármacos en las personas mayores.
1. Cambios en la composición corporal
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Disminuye la masa muscular.
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Aumenta la grasa corporal.
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Disminuye el agua corporal total.
Impacto en los medicamentos:
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Los medicamentos liposolubles (como diazepam) se acumulan más en la grasa, prolongando su efecto.
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Los medicamentos hidrosolubles alcanzan mayores concentraciones en sangre porque hay menos agua donde diluirse.
2. Cambios en la función gástrica e intestinal
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Disminuye la producción de ácido gástrico.
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El vaciamiento gástrico es más lento.
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Se reduce la motilidad intestinal.
Impacto:
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La absorción de algunos medicamentos puede ser más lenta o menos completa.
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Puede aumentar el riesgo de irritación gástrica y efectos secundarios digestivos.
3. Cambios en el hígado
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Se reduce el tamaño del hígado.
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Disminuye el flujo sanguíneo hepático.
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La capacidad metabólica se vuelve más lenta.
Impacto:
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El metabolismo de muchos medicamentos disminuye, haciendo que permanezcan más tiempo en el cuerpo.
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Aumenta el riesgo de toxicidad, especialmente con fármacos metabolizados por el hígado (como paracetamol, warfarina, benzodiacepinas).
4. Cambios en los riñones
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Disminuye la función renal (filtración glomerular).
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Disminuye el flujo sanguíneo renal.
Impacto:
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Los medicamentos que se eliminan por vía renal (como digoxina, litio, antihipertensivos, antibióticos) pueden acumularse y provocar efectos tóxicos.
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Se requiere ajustar dosis y monitorizar la función renal.
5. Cambios en el sistema cardiovascular
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Mayor rigidez arterial.
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Cambios en la frecuencia cardiaca y la respuesta del corazón.
Impacto:
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Modifica la distribución del medicamento en el cuerpo.
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Mayor sensibilidad a medicamentos cardiovasculares (diuréticos, antihipertensivos), con riesgo de hipotensión, mareos y caídas.
6. Cambios en el sistema nervioso central
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Disminución de neurotransmisores.
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Mayor sensibilidad a efectos en el cerebro.
Impacto:
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Mayor riesgo de sedación, confusión, delirium o caídas con medicamentos como sedantes, antidepresivos o antipsicóticos.
Los cambios fisiológicos del envejecimiento hacen que los medicamentos actúen de manera distinta en las personas mayores, aumentando tanto la sensibilidad a los efectos terapéuticos como el riesgo de efectos adversos. Por ello, es esencial:
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Ajustar dosis.
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Evitar polimedicación innecesaria.
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Vigilar síntomas nuevos.
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Supervisar la función renal y hepática.
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Preferir fármacos más seguros en la población mayor.
A medida que la persona envejece, su cuerpo experimenta cambios fisiológicos que afectan la manera en que absorbe, distribuye, metaboliza y elimina los medicamentos, lo que aumenta el riesgo de efectos adversos, toxicidad o fracaso terapéutico. En este contexto, el cuidador cumple un rol fundamental como garante de la seguridad farmacológica. Su labor consiste en vigilar la respuesta del adulto mayor a los medicamentos, identificar signos de alerta como somnolencia excesiva, confusión, mareos o cambios en la conducta, y comunicar oportunamente estas observaciones al personal de salud. Además, el cuidador debe asegurar que los medicamentos se administren en la dosis correcta, a la hora indicada y bajo las condiciones adecuadas, evitando errores frecuentes como duplicar tomas, mezclarlos incorrectamente o suspenderlos sin autorización. También es clave que el cuidador colabore en prácticas de prevención, como mantener una lista actualizada de medicamentos, evitar la automedicación y acompañar al adulto mayor en el seguimiento con los profesionales de la salud. En síntesis, el cuidador actúa como un puente esencial entre el paciente, la familia y el sistema de salud, ayudando a que los tratamientos sean más seguros y efectivos pese a los cambios propios del envejecimiento.
Ejemplos significativos del rol del cuidador
1. Cambios renales → riesgo de acumulación del medicamento
2. Aumento de grasa corporal → medicamentos sedantes duran más
3. Disminución de masa muscular → medicamentos se concentran más
4. Cambios digestivos → absorción más lenta
5. Mayor sensibilidad del sistema nervioso
6. Polimedicación y riesgo de interacciones
7. Dificultades para cumplir con el horario
8. Cambios visuales y motrices
9. Evitar la automedicación
10. Comunicación clave con el equipo de salud
En la Red Latinoamericana de Cuidadores tienes una comunidad lista para escucharte, asesorarte y caminar contigo.
Un abrazo cuidador
La información disponible en este sitio NO debe utilizarse como sustituto de atención médica o de la asesoría de un profesional médico. Consulta con un profesional de la salud si tienes preguntas sobre su salud de la persona que cuidas.









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